En las últimas semanas se han dado acaloradas discusiones en internet sobre si el plato «óvulos no fecundados de ave domestica aderezados con salsa de tomate tipo kétchup» es digno de la gastronomía internacional o simplemente es un mal gusto local.
La controversia fue tal que los comentarios sobre el platillo llegaron a oídos de Dimitri Blinov quien gestiona dos restaurantes junto a su socio Renat Malikov en Rusia. “Comencé de camarero para mantener a mi madre y hermanas y a los 17 años decidí convertirme en cocinero. Cuando tenía 10 años en Rusia no había costumbre de ir a los restaurantes y los pocos que existían eran terribles”, afirma. “A partir de entonces comenzaron mis inquietudes. Me gusta explorar nuevas cocinas y ha sido un buen momento de explorar Latinoamerica y estoy gratamente sorprendido”.
En 2014 inauguramos Duo Gastrobar bistró para chicos de mi edad que intentan comer bien a precio razonable. Comida sencilla, barata y de temporada, algo difícil porque la ciudad es cara. Pero al conocer la versatilidad de platos como el «Buebito con Catsun» se abrieron nuevas posibilidades.
El nuevo Tata Bar, que inauguramos en 2016 con una cocina de fusión orientada a Latinoamérica, apunta más alto. Otro éxito inesperado. Nuestro libro de reservas echa humo durante semanas.
