Madrid — Apenas aterrizó Daniel Noboa en Madrid y, como si de una maldición energética se tratara, la península ibérica entera quedó sumida en un apagón histórico. Fiel a su estilo, el presidente ecuatoriano descartó cualquier responsabilidad humana o técnica y, en cambio, aseguró que todo se debe a una zarigüeya que, según él, lo persigue internacionalmente.
“Es un sabotaje personal. Esta zarigüeya tiene una agenda política en mi contra”, declaró Noboa en una conferencia de prensa improvisada, iluminada únicamente con linternas de los celulares de los periodistas. “Primero en Ecuador, ahora en Europa. Esto ya es acoso.”
Asesores presidenciales, visiblemente entrenados en crisis imaginarias, respaldaron la versión de su líder, explicando que el marsupial actuaría bajo órdenes de “fuerzas oscuras internacionales” empeñadas en sabotear la imagen de Noboa, que, según mediciones internas, estaría apenas por debajo de la del Papa Francisco en popularidad global.
Mientras tanto, fuentes de Moncloa indicaron que Pedro Sánchez, aunque inicialmente incrédulo, estaría considerando declarar un “estado de alerta zoológica” si se confirma la presencia de fauna subversiva en territorio español.
En Ecuador, locutores de Radio Centro celebraron la noticia. “Si hasta en Europa la zarigüeya sabotea a nuestro presidente, eso demuestra que su liderazgo ya es una amenaza mundial”, analizaron entre criticas al gobierno de Correa, felicitaciones a Lenín Moreno y auspicios del Banco Guayaquil.
No obstante, algunos analistas menos entusiastas han sugerido que quizá la coincidencia entre la llegada de Noboa y los apagones podría deberse a otros factores, como un inexplicable campo de desorganización que lo acompaña donde quiera que vaya. Sin embargo, estas teorías fueron rápidamente descartadas por el gobierno ecuatoriano, ya que no involucraban marsupiales ni conspiraciones.
Mientras se busca a la zarigüeya internacional —descrita como “extremadamente peligrosa y con vínculos con el correísmo»— Noboa continúa su gira europea, prometiendo soluciones firmes: “Donde otros ven fallos, yo veo zarigüeyas.”