QUITO — Tras la renuncia oficial de la ministra de Trabajo y la confusión alrededor de la supuesta renuncia del ministro de Salud, el gobierno ecuatoriano ha dejado claro que la presencia de autoridades en estas carteras es meramente decorativa.
La ministra de Trabajo, Ivonne Núñez, decidió abandonar su puesto luego de descubrir que estaba gestionando un mercado laboral que existe solamente en declaraciones oficiales y hojas de Excel. “Me cansé de firmar papeles que comienzan con ‘considerando que hay empleo…’”, habría dicho mientras entregaba su renuncia escrita en el reverso de una hoja de vida.
Por su parte, el ministro de Salud, Édgar Lama, no renunció, aunque muchos creyeron que sí. El Ministerio tuvo que salir a aclarar que él sigue en funciones, lo cual causó más confusión, ya que nadie tenía muy claro qué estaba haciendo. “Estamos trabajando activamente en fortalecer el sistema de salud”, aseguró Lama, desde un hospital donde lo más avanzado es el ventilador manual operado con una manivela.
Expertos aseguran que mantener los ministerios es una apuesta estética del gobierno. “Es como tener cortinas aunque ya no hay ventanas”, explicó un analista político mientras se atendía con una planta medicinal porque no había médico disponible.
Ciudadanos celebraron la decisión implícita de no fingir más. “Al menos ya sabemos que estamos solos. Antes uno se hacía ilusiones”, dijo Pedro C., quien hace meses espera una cita médica que ya fue reprogramada para “cuando se arregle el país”.