Guayaquil — El COE cantonal de Guayaquil recomendó el uso obligatorio de mascarillas ante brotes de fiebre amarilla y tosferina, provocando un efecto secundario inesperado: la reactivación espontánea del emprendimiento ilegal de Abdalá Bucaram y su hijo Jacobo.
“¡Gracias COE! Pensé que mis mascarillas se iban a vencer o terminar de evidencia en Fiscalía, pero ahora vuelven a las calles, como yo”, declaró Bucaram, mientras ofrecía combos de mascarilla + test de fiebre amarilla + hamburguesa de Gaby Pazmiño.
El detalle incómodo: padre e hijo enfrentan juicio por vender, en pandemia, 21.000 pruebas truchas y mascarillas más turbias que sus cuentas bancarias. Pero eso no los detiene. “Este es un negocio familiar. Hay gente que hereda joyas, yo le dejé a Jacobo una bodega con sobreprecio”, bromeó el expresidente entre cajas con fecha de caducidad 2021.
Mientras tanto, la ciudadanía mira con resignación cómo las crisis sanitarias también son oportunidades… para los de siempre. Y aunque el Ministerio de Salud aún no ha anunciado una campaña de vacunación nacional, muchos ecuatorianos ya cruzan los dedos: «Ojalá que cuando el MSP recomiende vacunas… no se activen también las otras: las de los extorsionadores”.